martes, 1 de xaneiro de 2019

Ojeadas, pasos y sombreros de copa.

Tres sombreros de copa es, probablemente, mi obra de teatro favorita. Me gusta especialmente el diálogo que mantienen Paula y Dionisio cuando este último descubre que es un "terrible bohemio", que pasaba por la vida sin vivir. Una idea similar a la que planteaba Thoreau, "Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar sólo los hechos de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida, para no darme cuenta, en el momento de morir, de que no había vivido"[1].  Puede que esta frase de Thoreau, que, por cierto, fue uno de los primeras espadas del movimiento literario que inspiró la aparición de los Parques Nacionales, os suene de El Club de los Poetas Muertos, donde aparece y donde un Lume algo más joven que ahora la escuchó por primera vez. Supongo que muchos sentimos en ocasiones ese mismo miedo, ese mismo deseo de vivir, no sólo transitar por la vida. Supongo que todos miramos alguna vez a Paula y le decimos aquello de yo me marcharé contigo y aprenderé a hacer juegos malabares con tres sombreros de copa. 




Entiendo que, si llegaste aquí, no es porque tengas un interés particular en mis gustos literarios. Pero me parece que entradas como esta son necesarias, tanto para mí, personalmente, como para esta humilde bitácora. Cuando haces algo, más allá de las ganas y la ilusión que le pongas, conviene parar a veces, dar un paso al lado y valorar las cosas con calma. Ver, en definitiva, qué hiciste y cómo vas a continuar. Y este momento, cuando The National Parking Project cumple un año de vida, me parece tan bueno como cualquier otro y mejor que la mayoría. Vamos a ello.




Como os contaba en el Piloto, este proyecto nació un poco a tirones. Había un sustrato fértil, claro, y una base de conocimientos que, en aquel momento, parecía sólida. Conjugaba viejas aficiones, como escribir, con otras más recientes, como la fotografía, y las aderezaba con el atractivo profesional de la divulgación ambiental. No sabría decir qué me llevó a unir esas piezas en este proyecto, cual fue el detonante concreto, pero el caso es que empecé a valorar el tema y a concretarlo. Quizás, viéndolo en perspectiva, debí plantear el asunto de un modo más detallado, ponerme unos objetivos más específicos, unos plazos, determinar adecuadamente los medios. Pero claro, eso es fácil verlo ahora, y hace un año era difícil prever muchas cosas: no sirve de nada llorar sobre la leche derramada y, una vez echado a rodar, sólo queda seguir y adaptarse a lo que viene. Quizás los próximos meses sean una buena ocasión para ir solventando algunos de los problemas e ir implantando algunas de las ideas felices que me van surgiendo. 




Al plantear este proyecto, lo diseñé como una mezcla entre hobby y aprendizaje. Supongo que fue, sobre todo, un asunto de miedo, miedo a tomármelo de otro modo y luego descubrir que, en realidad, no me gustaba el proyecto y terminar abandonándolo. También, claro, que no tenía (ni tengo, en realidad) mucha idea de cómo podría convertir esto en algo más. Pero pronto, muy pronto, dos empresas pequeñas me contactaron y, aunque no concretamos (ni avanzamos, en realidad), el mero contacto me hizo pensar que, quizás, sí hubiese cosas que podría hacer al amparo del NPP. Pero, por el momento, esas cosas ni están ni se las espera, así que sigo ciñéndome a la idea original, que es aprender y practicar... aunque en algunas cosas me estampé hasta en esto. El ejemplo más claro es, quizás, la realización de vídeo, mundo al que pensé entrar con un optimismo rayano en la ceguera y en el que fracasé con claridad. Tengo, incluso, la cuenta de YouTube montada, pero cuando llegó la hora de la verdad -lo que viene siendo grabar, editar, en fin, esas cosas sin importancia-, los resultados fueron tan horribles que lo dejé. Vaya zarpas tengo para grabar vídeo, mi madriña. Quizás, no debería haberme metido tan alegremente en ese mundo, o quizás debería haber perseverado, no lo se. Le veo potencial, y no poco, pero no tengo claro que, ahora mismo, tenga la capacidad ni el tiempo.




Tengo la sensación, a estas alturas de entrada, de que no hago más que quejarme, y eso es francamente injusto, así que voy a hablar de Parques. A lo largo de este año, visité siete -Monfragüe, Illas, Cabañeros, Guadarrama, Tablas y Picos, mas Peneda-Gerês, en Portugal- en trece visitas. Parece mucho, aunque tiene truco: de esas visitas, sólo la de Picos fue un viaje como tal -un viaje corto e intensísimo, todo sea dicho-, el resto de Parques que visité quedan lo suficientemente cerca de mi casa o la de mis padres como para visitarlos de excursión. A pesar de ello, supuso un esfuerzo considerable (organización, documentación, las propias visitas, el trabajo posterior con el material obtenido...), así que no puedo calificar el año de otro modo que no sea intenso. No hice todo lo que quería hacer (el caso de Cabrera es una espina clavada, pero cuando llegó el momento no me lo podía permitir económicamente), algunas cosas no salieron exactamente como las planifiqué (este año, la nieve fue nuestro más implacable enemigo), eso está claro, pero el conjunto resulta muy satisfactorio. El hecho de conocer o re-conocer los Parques, con la vista puesta justamente en conocerlos, fue una experiencia muy agradable, y la mejor prueba de ello es que, un año después, quiero continuar. ¿Qué más se puede pedir?




Este proyecto me dio también la oportunidad de continuar con dos aficiones que no quiero perder: escribir y fotografiar. Llevo escribiendo desde que tengo memoria, con muchos altibajos y con épocas de escribir, literalmente, nada. Esa experiencia me infundía un cierto miedo a que me pasara lo mismo con la fotografía, porque el simple hecho de que algo te guste no significa que vayas a hacerlo. Uno de mis mayores problemas con la escritura, que podía haber trasladado perfectamente, es la falta de un objetivo. Esto -el blog y las RRSS- me da ese objetivo, una razón para seguir creando. También me está permitiendo especializarme, es decir, no ir desarrollando esas aficiones de modo aleatorio, sino enfocadas hacia la divulgación ambiental. Creo que soy mejor en esto que hace un año, y espero que, cuando vuelva a encontrarme ante la pantalla en blanco dentro de un año, pueda reconocerme mejor aún. 




No quiero despedirme sin unos buenos agradecimientos. En primer lugar a mis copilotos (Irene, Olalla, Lucía, Yaiza, Lasa, Mercedes, Jesús y Borja), que me habéis aguantado en una o varias visitas. La mitad del viaje es la compañía, y siempre se agradece contar con gente como vosotros. También a mis padres, Celia y Pablo que, aparte de copilotos y aguantadores profesionales, me metieron en el mundillo (mientras gruñían aquello de "genial, otro muerto de hambre en la familia"). No puedo olvidar a todos aquellos que me habéis ayudado en las visitas: personal de los Parques, guías nativos, hosteleros, aguadores salvavidas y aportadores de información valiosa en general. Tampoco a aquellos que, a lo largo de este año, me habéis felicitado y dado apoyo y consejo. Os confieso que me sigue dando un poco de vergüenza cuando lo hacéis, pero que significa mucho para mí. Y, finalmente, a ti, que lees este blog, que nos sigues en Instagram o Facebook. Todo este proyecto también es vuestro.




Si algo me trajo este año es la posibilidad de decir hoy que seguiré, seguiremos. Ara ve lo bo.

~

[1] I went to the woods because I wished to live deliberately, to front only the essential facts of life, and see if I could not learn what it had to teach, and not, when I came to die, discover that I had not lived. H. D. Thoreau. Gracias, Javier, uno de los mejores profesores de mi vida, porque esto es también cosa tuya.

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